lunes, 26 de diciembre de 2011

Physica curiosa.


Este es un fragmento del interesantísimo libro de Umberto Eco “Historia de la Fealdad” -Ed. Debolsillo (Barcelona, 2007)-. El estudio de la diferencia a través del arte nos da una referencia clara de cómo hemos construido las ideas en torno a la diversidad funcional. El autor nos dice:
“Los monstruos no desaparece con los mirabilia medievales, sino que regresan con el mundo moderno, aunque lo hacen bajo otra forma y con otra función. Desde la Edad Media se había discutido acerca de la diferencia de dos tipos de monstruosidad que, prescindiendo de muchas variantes terminológicas, podemos caracterizar como portentos y monstruos. Los portentos eran acontecimientos prodigiosos y sorprendentes pero naturales (como el nacimiento de niños hermafroditas). Muchos autores intentaro explicar las causas, aunque resultó difícil no interpretarlos (como habían hecho los antiguos) como signos premonitorios de algún acontecimiento extraordinario, y en este sentido sigue siendo célebre el prodigiorum ac ostentorum chronicon de Conrad Lycosthenes (1557). En cualquier caso, desde los primeros siglos medievales, se afirmó que los portentos no debían considerarse contra la naturaleza (como si hubieran escapado al control divino) sino, y esta era la opinión de Isidoro de Sevilla, contra la naturaleza conocida. En la Antigüedad y en la Edad Media los monstruos auténticos eran, en cambio, individuos de raza no humana, nacidos por lo general de padres iguales a ellos, permitidos y queridos por Dios como signos de su lenguaje alegórico. Ahora bien, a partir del Renacimiento, con las exploraciones que dan a conocer otros continentes, habitados sin duda por salvajes y por animales ´extrañísimos´ aunque perfectamente exportables a las cortes europeas y no por monstruos legendarios que nunca fueron hallados, el términos ´monstruo´ se utiliza para designar individuos portentosos, ya sea producto de partos anómalos, ya sea animales insólitos hallados por exploradores y viajeros."
Foto:Tognina Gonsalvus, pintura de Lavinia Fontana (segunda mitad del siglo XVI).

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