domingo, 22 de enero de 2012

Desde el egoísmo a la solidaridad

La falta de solidaridad en una persona es el resultado del egoísmo. Por egoísmo entiendo el comportamiento habitual de la persona que concentra su atención y su energía en la búsqueda de su propio bien y no considera para nada el bien,  la conveniencia o los derechos de los demás en todo lo que hace. El egoísmo es un comportamiento primitivo e inmaduro. Se observa en estado puro en los seres humanos cuando más indefensos son, en los bebés y en los niño, en los cuales el instinto de conservación domina los comportamientos de estas indefensas criaturas. Es un signo de madurez cuando pueden pensar en los demás y ordenar sus apetencias, deseos e inclinaciones a las demandas que genera la existencia de los otros.
Cuando se trata de una polis o de una sociedad políticamente organizada, cualquiera que sea su tamaño o complejidad caracterizamos la falta de solidaridad como un estado de cosas en que o bien reina la anarquía o una completa ingobernabilidad, o bien gobierna una dictadura de personas o grupos de personas que imponen arbitrariamente su voluntad a los demás. Es, en el ámbito colectivo, la misma situación de primitiva inmadurez que consiste en no reconocer la existencia, el valor y la dignidad, así como los derechos de los otros. Las sociedades también han tenido que crecer para salir de ese estado infantil.

En el curso de la historia, las sociedades organizadas han hecho una peregrinación lenta y penosa de situaciones de anarquía, desgobierno, arbitrariedad y dictadura, que no se han caracterizado por demasiado respeto a todos los individuos y a sus derechos,  de todo lo cual la institución de la esclavitud es un resumen y un compendio, a un estado de cosas con una buena gobernación, democracia y regímenes políticos que han respetado los derechos de todas las personas sin discriminación alguna. (…)
 (…) Solidaridad es la cualidad de un comportamiento (actuar con  solidaridad) que lleva a reconocer en la práctica, cuando quiera que se presente la ocasión,  que estamos obligados a contribuir y cooperar al bienestar de los demás. Es una cualidad de la acción de las personas y de los grupos humanos en la vida social. No es simplemente un tipo de discurso, una actitud o un talante. Es una cualidad de la acción, que por lo tanto sólo en la acción se manifiesta y se da a conocer, y sólo en la acción se realiza plenamente, completa el ser de la solidaridad.
"De la esclavitud a los derechos humanos" Luís de Sebastián. Ed. Ariel

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